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Esmaltado y reparación de bañeras y platos de ducha. Esmaltado de azulejos Aplicación de cordón sanitario

domingo, 30 de marzo de 2008

RECUERDOS.

Sus manos temblorosas apenas pueden mantener el cacillo sin derramar la leche. Se dirige a la mesa de la cocina y con máxima concentración vierte el líquido en un vaso color caramelo.
Antes de sentarse, Paul mira por la ventana. El amanecer lo recibe con unos copos que caen armónicamente, bailando en el aire antes de posarse en el suelo que le traen recuerdos de su juventud.
Mientras vierte el sobre de café descafeinado se sume en los recuerdos como cada mañana, mirando un viejo álbum de fotos que está permanentemente en la mesa de la cocina desde que una mañana lo recibió por correo sin remitente. En las primeras páginas hay cuatro fotos intercaladas de él y Eva, -su mujer – de cuando se conocieron. Entonces nadie podía sospechar lo que ocurriría. A pie de la cuarta foto se lee “Berlín, 15 de Enero de 1932, en el parque.” Ese día también nevaba. Una pareja joven y vital posan tras un escenario blanco con árboles sin hojas ni pájaros, tan solo cubiertos por un manto de nieve que armoniza la foto. Tras ellos se ven unos paseantes despreocupados. Un escalofrío recorre su oxidada columna. Mecánicamente va pasando páginas que recuerdan lo que fue su vida antes de llegar a España. Fotos recortadas meticulosamente y amarilleadas por el tiempo, fotos que cada mañana le hacen sentir nostalgia e impotencia.
Durante un tiempo indeterminado mantiene su mirada fija en la última foto en la que pone a pie de página “Boda de Paul y Eva, Berlín, 20 de junio de 1934”. Después de esa foto ya no hay ninguna más. A partir de ahí empieza su pesadilla.
Hoy no tiene nada que hacer excepto esperar. No tiene ánimos ni siquiera para fregar el vaso ni el cacillo donde hirvió la leche. Se levanta con esfuerzo y se sienta en la butaca en cuyas orejas reposa un libro que hace semanas que no lee ni se acuerda que está puesto allí. Se saca de un bolsillo el reloj y ve que faltan dos minutos para las ocho y media. Es martes, treinta de Enero de dos mil ocho, cuenta con los dedos. Setenta y cinco años, tres cuartos de siglo ya que el diablo fue investido como Canciller. Se rasca el antebrazo y mira el tatuaje inscrito en el con tinta azul: 773456. Poco después de la boda un vacío. Una pesadilla de la que sobrevivió de milagro, un día a día en el que se preguntaba si la ceniza que caía como si fuese nieve esa vez era la de Eva y su futuro hijo que aún le quedaban unos meses por nacer. Nota como súbitamente se le para el corazón y no hace ni el amago de agarrarse el pecho. Aliviado al notar que llega su fin, tan solo mira la nieve recordando aquel lejano día del parque en el que se juraron amor eterno.

sábado, 29 de marzo de 2008

Los once mandamientos de Bill

No son consejos amables, tampoco son dulces ni descafeinados, ni siquiera educan: complementan la educación que recibe un adolescente. Bill Gates, en una conferencia aconsejó a un grupo de padres como ayudar a la formación de sus hijos para que fueran prevenidos en la vida en una sociedad que tiende a sobreproteger a sus hijos provocando que luego fracasen en la vida. Promulgó once consejos para dar a un adolescente:

* La vida no es justa, acostúmbrate a ello.

* Al mundo no le importará tu autoestima. El mundo esperará que logres algo, independientemente de que te sientas bien o no contigo mismo.

* No ganarás U$S 5000 mensuales justo después de haber salido de la preparatoria y no serás un vicepresidente hasta que con tu esfuerzo te hayas ganado ambos logros.

* Si piensas que tu profesor es duro, espera a que tengas un jefe. Ese sí que no tendrá vocación de enseñanza ni la paciencia requerida.

* Dedicarse a cocinar hamburguesas no te quita dignidad. Tus abuelos te¬nían una palabra diferente para describirlo: le llamaban Oportunidad.

* Si metes la pata, no es culpa de tus padres, así que no lloriquees por tus errores: aprende de ellos.

* Antes de que nacieras, tus padres no eran tan "aburridos" como son ahora. Ellos empezaron a serio por pagar tus cuentas, limpiar tu ropa y escacharte hablar acerca de la nueva onda en la que estabas. Así que, antes de em¬prender tu lucha por las selvas vírge¬nes contaminadas por la generación de tus padres, inicia el camino limpiando las cosas de tu propia vida; empezando por tu habitación.

* En la escuela puede haberse eliminado la diferencia entre ganadores y perdedores, pero en la vida real no. En algunas escuelas ya no se pierden años lectivos y te dan las oportunidades que necesites para encontrar la respuesta correcta en tus exámenes y para que tus tareas sean cada vez más fáciles. Eso no tiene ninguna semejanza con la vida real.

* La vida no se divide en semestres. No tendrás vacaciones de verano largas en lugares lejanos y muy pocos jefes se interesarán en ayudarte a que te encuentres a ti mismo. Todo esto tendrás que hacerlo -si lo deseas - en tu tiempo libre.

* La televisión no es la vida diaria. En la vida cotidiana, la gente de verdad tiene que salir del café, de la película, para irse a trabajar.

* Sé amable con los "nerds" (los más aplicados de tu clase). Hay muchas probabilidades de que termines trabajando para uno de ellos

viernes, 28 de marzo de 2008

SATURACIÓN PUBLICITARIA
¿HASTA DONDE VA A LLEGAR LA PUBLICIDAD?
Al paso que vamos, el texto que he preparado podría ser perfectamente un guión publicitario dentro de dos años. Por ahora vamos por aquí.









UNA FAMILIA COMPUESTA POR UN PADRE Y UNA MADRE CON POCO MÁS DE TREINTA AÑOS, (EL MAYOR QUE ELLA) , UN HIJO DE UNOS SIETE AÑOS Y UNA HIJA MENOR QUE ESTE ÚLTIMO VIAJAN EN UN VEHÍCULO POR UNA CARRETERA VACÍA, SUENA POR EL EQUIPO DE MÚSICA “WE WILL ROCK YOU”.
FLASHBACK A CÁMARA LENTA (EN BLANCO Y NEGRO): VEMOS POR EL MISMO KILÓMETRO QUE CIRCULA UN VEHÍCULO DE UNA MARCA DIFERENTE AL DE LOS PROTAGONISTAS, COMO SE EMPOTRA POR UN DESCUIDO DEL CONDUCTOR (GIRA LA CABEZA PARA SONREIR A SUS HIJOS) EN UN ARBOL Y LA FAMILIA – DE CARACTERÍSTICAS SIMILARES A LA ANTERIOR- QUEDA ATRAPADA MIENTRAS ARDE EL VEHÍCULO. COMPRENDEMOS QUE MUEREN TODOS SUS OCUPANTES.
MIENTRAS SIGUEN VIAJANDO UNA VOZ EN OFF INTERPELA: “SUBE LA HIPOTECA, LA LECHE, EL COMBUSTIBLE Y LAS RELACIONES HUMANAS SE LIMITAN A ENSEÑAR VIDEOS EN EL MÓVIL, LA PERSONALIDAD ESTÁ CONDICIONADA POR EL MARKETING Y LA PRENSA ROSA, EL FUTURO DE TUS HIJOS QUEDARÁ CONDICIONADO POR EL EFECTO INVERNADERO Y LA FALTA DE RECURSOS DEL PLANETA. TU PUEDES PARARLO”.
LA MADRE SONRIENTE SEÑALA UNA ENCINA Y EL PADRE ACELERA EL VEHÍCULO HASTA ESTAMPARLO EN EL ARBOL. CÁMARA LENTA Y EN BLANCO Y NEGRO: SALTAN LOS AIRBAGS Y SE MUESTRA PRIMER PLANO DEL CHASIS DEFORMÁNDOSE DE UNA MANERA QUE EL HABITÁCULO QUEDA ENTERO. VOZ EN OFF:”PERO LA PRÓXIMA VEZ ELIGE UN VEHÍCULO SIN TANTOS SISTEMAS DE SEGURIDAD. VOLVO: RESPUESTA SEGURA POR 450 EUROS AL MES.” SALE LA FEMILIA POR LAS PUERTAS Y ABREN EL MALETERO DE DONDE SALE UN PERRO GRANDE Y LANUDO.
SOBREIMPRESIÓN DE LOGOTIPOS EN CENTRO DE LA PANTALLA DE VOLVO, DGT Y ASFV (ASOCIACIÓN DE FAMILIAS SUICIDAS VOLUNTARIAS) Y EN LA ZONA INFERIOR LAS CONDICIONES DE PAGO EN LETRA PEQUEÑA Y EN SCROLL RÁPIDO.

jueves, 27 de marzo de 2008

ESTADO DE SITIO


ESTADO DE SITIO

Un manto de niebla cae en la ciudad. Las farolas marcan la dirección del camino con un haz de luz descubierto por la densidad de la atmósfera, mientras los rótulos de neón muestran una imagen borrosa que apenas se refleja en la chapa húmeda de los coches aparcados enfrente. Últimamente cada noche cae este manto de niebla en la costa dando un aire fantasmal a las calles que evocan las del Londres de Jack el Destripador, volviendo el aire translúcido y las calles silenciosas, desiertas, ni siquiera un coche circulando o un transeúnte tirando la basura, nadie aparte de mí. Cruzo la calle oyendo solo mis pasos y el roce de la ropa al andar, suena la campana del reloj del ayuntamiento y me paro con ella. Diez campanadas. El silencio vuelve a reinar la calle mientras el manto de niebla se vuelve más y más espeso. Me acuerdo de la cita y miro el reloj sabiendo de antemano que ya es tarde, corroborando las campanadas, sabiendo el peligro que entrañan esas horas últimamente, pero en el fondo no importa. De hecho ya nada importa desde hace quince días, cuando la esperanza todavía duraba y las familias se ocupaban de llevar su rutinaria vida por el sendero del tiempo aspirando a ver pasar los años y cumplir algunos sueños austeros, cuando no se conocía otro camino que no fuese la paz y la estabilidad social, ni había miedo por los francotiradores que pudiera haber acechando desde los terrados o los atentados en los soportales del casco histórico en horas de mercado, antes del toque de queda y la desaparición de algunos vecinos.
Primero fue el desorden en las calles, el saqueo de comercios y el enfrentamiento a las fuerzas de seguridad. En el momento de la gran inflación, el sueldo de un mes no daba ni para la barra de pan de un día. Luego dejamos casi todos gradualmente nuestros puestos de trabajo, los peones de obra, los operarios de fábricas, los dependientes, empleados de banca…
Los funcionarios y militares resistieron –y aún resisten- al comenzar a recibir víveres y ayudas en especies, protegidos para que el sistema siguiera funcionando.
Luego devino la ley marcial, impuesta por un gobierno democrático desbocado que trataba evitar los saqueos nocturnos. No tardaron en llegar los perturbados que, ante la impunidad de la ley marcial y la falta de efectividad represora pernoctaban con armas de caza mayor en los terrados de los edificios disparando a todo lo que se moviese.
Cuando llegó la ayuda internacional, vino acompañada con militares de numerosos países que aparentemente colaboraban con las fuerzas del orden de aquí, aunque realmente se dedicasen a saquear casas, tiendas, asesinar y violar familias enteras y grabar en video escenas dantescas. La prensa no llega, nadie sabe realmente la verdad, el perímetro censurado es sobradamente amplio y nadie se atreve a traspasarlo. Dicen que pronto habrá elecciones generales para instaurar un nuevo gobierno, que la paz llegará y las penurias se despejarán con ella como la niebla por la mañana. Llego a la autovía, al fondo hay luces, era de esperar.
He visto furgones cargados de ciudadanos, vecinos devorando carne humana en medio de la calle, hombres, mujeres y niños derribados por proyectiles de francotiradores perturbados, he olido el olor de la pólvora y el de la carne humana, oído gritos de madres viendo caer derribados a sus hijos que iban de la mano, llantos detrás de las paredes del polideportivo transformado en prisión, he notado el sabor amargo de la adrenalina, tocado un miembro amputado, frío y sucio, mordido por los perros, perdido bajo los soportales del mercado…
Hay niebla, Las farolas marcan la dirección del camino con un haz de luz descubierto por la densidad de la atmósfera, los focos que delimitan la zona censurada me iluminan. saco la pistola que encontré esta mañana mientras sigo caminando e impasible oigo gritos que me detenga y suelte el arma. Sé que me quedan segundos de vida. Alzo la mano, disparo al aire e inmediatamente caigo al suelo. No sabía que el proyectil llegaba al cuerpo antes que el sonido…

miércoles, 26 de marzo de 2008

Bunker

Hola. Comienzo este blog con un pequeño relato. En este espacio hay cabida a todo el mundo, espero que os guste.
BUNKER

La última noche no recibió críticas por parte de la oposición, que presa en calabozos no se enteró de lo sucedido ni se enterará jamás. Tampoco por la población civil, que aún crispada por el hambre, el frio, la sed y la ley marcial impuesta semanas antes, estaba cobijada en sus viviendas que, hacía semanas acogedoras, ahora eran estancias oscuras y frías en las cuales ninguna de las instalaciones ni ningún electrodoméstico funcionaba, regresando a unos días de los que ya no quedaba nadie vivo, demasiado tiempo atrás. Sin memoria de cómo se hacían las cosas de las formas más rudimentarias, las familias, como si fueran animales de granja que sueltan en un bosque, intentaban buscar las necesidades más básicas.
Las radios, con pilas aún útiles intentaban sintonizar alguna emisora que informase sobre el inicio de la guerra.
El ejército tampoco protestó, todos estaban ocupados con el principio de la guerra, el cumplimiento de la ley marcial, sitiar los canales de información y aniquilar a los pocos manifestantes que se echaban aún a la calle. La policía ya no era tal, habían sido suspendidos de empleo o absorbidos a la vida castrense. Jueces, artistas, intelectuales y famosos se habían exiliado en algún país a tiempo o se habían unido al régimen. El resto estaban en calabozos detenidos como presos políticos o ya fusilados. Tampoco cuestionaron la decisión de aquella última noche porque tampoco se llegaron a enterar.
El Presidente estaba rodeado de los más altos cargos militares y principales consejeros políticos que no daban crédito a lo que veían.
Todos y cada uno de ellos pensaba en algún ser querido que habían dejado en casa y no volverían a ver.
Accionó la última llave de las tres, miró a los responsables de la custodia de ellas traídos a la fuerza por el ejército. Con una sonrisa dulce, se fijó en todos, uno a uno, adivinando el miedo y la impotencia de no poder evitarlo, ya que aún nadie lo apoyaba, no hubo quien se decidiese a dar el primer paso que animase a los demás a detener el fin.
Un recuerdo pasó por su cabeza. Tiempos en los que era un universitario mediocre y admiraba a Eva, coincidiendo con ella en algunas clases. Se deleitaba con su cabellera morena, unos ojos verdes, grandes, brillantes. Nunca existió para ella que, con un casco de moto y una libreta se sentaba con su novio.
Dos meses antes del Golpe de Estado se la encontró de nuevo. Era en la inauguración del Gran Teatro Nacional. Foto, discurso y catering, como siempre. Una sensación de vacío se produjo en su estómago y en la punta de sus dedos notó un cosquilleo. Ella pasaba de largo sin mirarlo, como siempre altiva, morena, con esos ojos profundos veinte años después. En el cuello colgando la tarjeta de acceso como directora de recursos humanos del teatro. Ya no llevaba el casco y la libreta. Ahora conducía el carro de un niño que dormía ajeno a todo. Su pareja era otra a la de la universidad. Era la primera persona que lo ignoraba desde tiempos en que era líder de la oposición. Ni siquiera una mirada de curiosidad.
El Presidente se volvió a sentir frustrado, apretó el botón rojo que acabaría en media hora con el planeta y se dirigió al bunker que le preservaría con Eva durante la hecatombe y sus años posteriores.